Septiembre 2016, Mendoza, Argentina
El escenario de una economía de transición consolida en Mendoza, enmarcados en la Economía Social Solidaria, una tendencia comprometida con la cooperación entre las personas, el desarrollo local, el comercio justo y el consumo responsable»Somos cientos de personas que juntos impulsamos, en 2012, la sanción de la Ley Provincial de Economía Social y Solidaria, que es la primera (vigente) en el país», afirmó a Télam Gustavo González, integrante del Foro de Economía Social de Mendoza, una ONG que aún no tiene personería jurídica, pero que logró reunir a personas con un mismo objetivo, puesto en la generación de ingresos genuinos a través de distintos desarrollos.
«La gran ventaja que esto tiene es que la práctica social va adelante de la teoría y nos enseña a reflexionar sobre la práctica», dijo a Télam Roberto Roitman, director Centro de Estudios de Economía Social (CEES) de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales en la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo).
«La Economía Social Solidaria nace en la Argentina de tres vertientes distintas: nace como práctica social de los habitantes originarios de la historia; se potencia a fines del siglo 19 y principios del siglo 20 por la gran inmigración donde se importan dos de las entidades señeras de la economía social como son las cooperativas y mutuales; y las crisis, particularmente la de 2001/2002 que obligan a que aparezcan formas nuevas de economía social», sostuvo.
«Los viejos economistas Adam Smith, Karl Marx, y hasta Mao Tsé Tung, decían que la práctica es la que determina la conciencia. La economía social solidaria tiene la lógica de mejorar la calidad de vida de sus integrantes. Lo que se trata es potenciar la cooperación por sobre la competencia», puntualizó el catedrático.
Gustavo González aportó tres ejemplos de emprendimientos asociativos, como El Arca, un modelo productivo social que reúne a 300 productores; la Empresa Recuperada Gráficos Asociados y El Hormiguero Errante, un emprendimiento auto gestionado en el área gastronómica.
Una cocinera italiana muy reconocida por sus pastas caseras, María Teresa Barbera, afincada hace medio siglo en Mendoza, reveló que en sus dos restaurantes (La Marchigina y Francesco) utiliza para sus tucos, las salsas de El Arca, como manera de comunicar una política consciente de RSE.
Bruno Zangheri tiene 28 años, es licenciado en Administración de Empresa, y es el presidente de El Arca.
«El Arca Productores más Consumidores es una asociación que apunta a transformarse en una empresa social donde tiene muchos valores, como el del cooperativismo, la solidaridad, la confraternidad, y lo que es la relación ganar-ganar donde todos los que participan, tanto productores como consumidores estamos dentro un sistema que distribuye de mejor manera la riquezas», dijo el titular de El Arca durante una reunión con sus productores a la que asistió Télam.
«Dentro de El Arca hay nucleadas 300 familias, donde están repartidas las actividades en áreas productivas, donde podemos distinguir producción de alimentos, textiles, artesanías, y servicios de catering. Sin dudas nuestra salsa de tomate es nuestro caballito de batalla», apuntó.
Este año produjeron 30.000 frascos de salsa de tomates en presentaciones de un kilo y 500 gramos, totalmente natural y sin conservantes ni agregados, que se comercializan a $ 28 pesos por kilo.
«En El Arca hacemos una economía donde se fomenta lo que es el consumo consciente y se da a conocer que los productos mendocinos de pequeños productores, con menos oportunidades, tienen mucho que hablar y mucho qué decir a la hora de ofrecer productos de calidad y caseros, y artesanales sin perder la esencia, pero al mismo tiempo ofreciendo una calidad de primera», agregó.
«Transmitimos una empresa de gestión social que integra y que va demostrando la importancia del trabajo digno, de la importancia del consumo consciente, y esto de distribuir mejor las riquezas puede ser una salida para las crisis económicas y sociales», puntualizó Zangheri.
Por Oscar Pinco