Desde marzo el Centro de Estudios de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (CENARSECS-UBA) está realizando un monitoreo de acciones responsables de las empresas ante la crisis provocada por el COVID-19.
Durante los últimos dos meses relevó las «buenas prácticas» de Responsabilidad Social Empresaria (RSE) desarrolladas tanto en firmas argentinas como en países como Brasil, Canadá, China, España, Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Italia, México y Nueva Zelanda.
En su segundo Monitoreo y Banco de Buenas Prácticas (de mayo 2020) el CENARSECS-UBA concluye que mientras en el mundo la tendencia predominante es la de realizar donaciones en dinero para colaborar en la crisis sanitaria, las empresas argentinas se inclinaron sobre todo por la donación de servicios.
¿A qué se debe esta diferencia? «Efectivamente, en el resto del mundo la donación de dinero fue el 25% de todas las acciones de RSE y en la Argentina solo un 12%. Una segunda mirada nos muestra que las empresas que más tienen que ver con donaciones de dinero fueron grandes corporaciones europeas, que dieron cantidades de dinero a ONGs muy reconocidas. Mientras que en Argentina con la donación de servicios algunas empresas salieron a suplir baches que hubo durante la pandemia, tanto para la población en general como para la pequeña y mediana empresa», dijo a iProfesional Julián D’Angelo, director ejecutivo del CNEARSECS-UBA.
Por otra parte, apuntó que en el país las empresas no acostumbran a hacer donaciones de dinero porque hay aún cierta desconfianza de lo que las organizaciones sociales hacen con él. Por eso se inclinan por facilitar insumos médicos, productos o servicios que elaboran, alimentos, etc. En este punto, el apoyo alimentario que desarrollaron las compañías locales tuvo que ver, de acuerdo a D’Angelo, con que la pandemia afectó sobre todo a los sectores de la base de la economía y a los trabajadores informales, y por eso se buscó asistir a las personas debajo de la línea de pobreza.
Este segundo informe del el CENARSECS-UBA fueron relevadas más de 500 prácticas empresarias socialmente responsables, y los resultados fueron los siguientes:
– 272 acciones en Argentina, con la donación de servicios en el primer puesto (18,5% de las iniciativas).
En Argentina, el 85% de las acciones corresponden a empresas y el 15% son iniciativa de organizaciones no gubernamentales implementadas en alianza con organizaciones comerciales.
– 236 casos en el mundo, con la donación de dinero como práctica predominante (25,4%)
En ambos casos, el lugar destacado en cuanto a acciones de RSE fue ocupado por el sector de la alimentación y bebidas, con alrededor del 17% del total de las buenas prácticas, según indicó la mencionada entidad. «Esto se relaciona directamente con que las empresas de alimentos pudieron seguir operando, sobre todo en la primera etapa de la cuarentena que fue muy estricta, y tuvieron que reconvertir sus plantas, mantener la seguridad de sus trabajadores, etc.» aclaró D’Angelo.
En el caso de las actividades implementadas por Organizaciones No Gubernamentales, el 59% corresponde a ONG’S del sector social, un 20% religiosas, 10% dedicadas a la salud, casi el 8% a deportes y un 3% de promoción de la tecnología.
Con respecto al tipo de acciones empresarias relevadas, el 62% son donaciones. De estas, un 29% son donaciones de servicios prestados, otro 20% son en dinero en efectivo, un 26% de insumos médicos y equipamiento, un 14% de donación de productos de manufactura propia (por ejemplo alcohol en gel y productos de higiene y cosmética) y un 10% de donación de alimentos.
Aproximadamente un 14% son actividades de readecuación empresaria. Un 1,7% corresponde a actividades de concientización y prevención dirigidas a la comunidad, y casi el 8,81% a acciones de transformación productiva. Otro 6,6% a acciones de descuentos y congelamientos de tarifas, 2% de voluntariado corporativo y un 5% correspondiente a cesión precaria de bienes.
Con respecto a la vinculación de estas acciones con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de Naciones Unidas, el 66% de las acciones relevadas en empresas del exterior, se corresponden con el ODS N°3 de «Salud y Bienestar». En cambio, para el caso argentino este ODS obtuvo un 49%, pero hay casi un 20% de las acciones encuadradas en el ODS N° 2 de «Hambre Cero» y un 12% al ODS N°8 «Trabajo decente y crecimiento económico», evaluaron los investigadores.
Solo el 8% de las iniciativas empresariales desarrolladas a nivel internacional se dirigieron a aportar alimentos, lo que marca una clara diferencia de la situación de pobreza y de pobreza alimentaria en la cual Argentina atraviesa esa pandemia.
«Creo que fue lógico que, como la crisis de salud sanitaria estaba siendo atendida en muchos casos por el Estado y el presupuesto público, que el entramado social en Argentina saliera a paliar el tema del hambre. Hay muchas empresas donando muchos alimentos, congelando precios, etc. Creo que hubo por un lado una necesidad y también una mayor solidaridad que se volcó a atender esta cuestión», apuntó D’Angelo.
¿Qué hicieron las empresas argentinas durante la pandemia?
Entre las acciones más destacadas durante la pandemia, el CNEARSECS-UBA destacó la rápida reacción de varias organizaciones que desde un primer momento modificaron toda su línea de producción para fabricar alcohol en gel, tapabocas, respiradores, etc. O que intensificaron la donación de productos, como las alimenticias y las de higiene.
También desde esa entidad reconocieron iniciativas de organizaciones empresarias que propusieron recaudar 100 millones de dólares para la Cruz Roja, para aplicar a la compra de respiradores e insumos médicos para asistir a hospitales.
Eventualmente, se reconoce como buenas prácticas de RSE durante la pandemia que los supermercados y bancos establecieran horarios de atención especial para los adultos mayores o los comercios que facilitaron las compras por internet y el envío sin costo de los productos, enfatizando en las personas que integran grupos de riesgo. Incluso que hubiese medios de comunicación que habilitaron sin necesidad de suscripción todas las noticias referidas a la epidemia y empresas de telecomunicaciones que ofrecen gratis algunos canales premium y no cobrarán el uso de datos móviles para el acceso web a plataformas educativas.
Algunos ejemplos concretos relevados por iProfesional dan cuenta de estos esfuerzos. Los más frecuentes fueron las donaciones de servicios:
– La cadena WeWork ofreció espacios en sus edificios por hasta tres meses para entidades gubernamentales y organizaciones sin fines de lucro en la lucha contra el COVID-19.
– Facebook Inc. lanzó un centro de recursos en español herramientas nuevas para apoyar Pyme en sus plataformas, como el botón en Instagram para pedir comida en PedidosYa, Rappi y Uber Eats; el sticker Apoya Negocios Locales, entre otros. También facilitó gratis por 12 meses su plataforma de teletrabajo, Workplace Advanced.
– La Red Federal Pro Bono, del Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires, atendió 600 casos de patrocinio legal gratuito desde el 20 de marzo.
– Mercado Libre no cobró recargos de intereses por atrasos en las cuotas que vencieron en marzo para los préstamos otorgados por Mercado Crédito a comerciantes y a usuarios que procesan cobros con Mercado Pago (QR, Point).
– La mendocina GoSchool liberó su plataforma educativa para que escuelas y colegios puedan desarrollar actividades de forma virtual.
– Beat redujo a 15% el cobro de comisiones en traslados esenciales durante la pandemia, e invirtió en Beat Bus, un servicio de micro gratuito para trasladar al personal de atención médica.
– La Cabrera abrió sus cocinas proveyendo diariamente y sin cargo un menú almuerzo y otro de cena para todos los argentinos, bolivianos, chilenos, mexicanos y paraguayos varados en los aeropuertos internacionales.
– Globant realizó una multiplicidad de acciones, desde colaborar con escuelas para adaptarlas al entorno online rápidamente hasta brindar webinars gratuitos. También puso a disposición 30 impresoras 3D para imprimir suministros médicos.
Hubo, por supuesto, donaciones en dinero de parte de empresas argentinas. Entre las empresas que se inclinaron por esta opción estuvieron Biogen, Nestlé, Banco Galicia, Naranja, PepsiCo (que también donó productos y alimentos), Megatlón, Santander Argentina, Ualá, entre otras.
También abundaron donaciones de productos esenciales y no esenciales para colaborar con la prevención del Covid-19:
– John Foos abrió su fábrica para elaborar exclusivamente más de 200 pares de zapatillas que donó a los médicos y enfermeros del Hospital Materno Infantil de San Isidro.
– Subway repartió en la región más de 112.000 sándwiches a personas en zonas vulnerables, a los profesionales de la salud y fuerzas de seguridad.
– Aguas Danone Argentina donó más de 100.000 botellas para fraccionamiento de alcohol en gel y 31.400 litros de agua.
– Newsan, a partir de su marca ATMA, equipó espacios de descanso en los principales hospitales públicos de Buenos Aires.
– Unilever donó $2,1 millones a la Cruz Roja pero también 500.000 productos esenciales a las comunidades en donde opera, e hizo llegar a Fundación Sí, Red de Banco de Alimentos y Banco de Alimentos de Buenos Aires más de 100 toneladas de productos. Su marca Knorr, realizó una donación al Consejo Nacional de Políticas Sociales de 690 mil platos de comida.
– Honda Motor Argentina donó generadores eléctricos y materiales para el equipamiento de unidades de terapia intensiva, junto con insumos de higiene.
– Más allá de las donaciones en efectivo que hizo Kimberly Clark a nivel internacional, a nivel local su marca de protección femenina Kotex donó 500.000 productos a la Cruz Roja Argentina.
– P&G donó 500.000 productos de higiene personal y de cuidado del hogar a través de Cruz Roja, Fundación Caminando Juntos y Banco de Alimentos.
– Cetaphil, del Laboratorio Galderma, donó 58.000 productos a profesionales de hospitales del AMBA.
– Toyota asignó 18 unidades y 1 ambulancia con equipamiento de alta complejidad a diferentes municipios de su zona de influencia de la planta (Zárate, Lima, San Pedro, Baradero e Ibicuy, Entre Rios); al Ejército Argentino, que opera en todo el territorio nacional, y al Batallón de Infantería de Marina; donó 200.000 barbijos quirúrgicos homologados para uso de personal de la salud y en asistencia comunitaria a hospitales, y distibuyó otros 150.000 como soporte a la red de concesionarios. También donó 300 camas al municipio de la ciudad de Zárate, 2700 kg de alimentos fresco, 3000kg de alimentos secos a comedores.
– Día Argentina realizó donaciones de alimentos de su marca propia a la Fundación Sí.
Y en algunos casos, las iniciativas solidarias requirieron ir más allá y profundizar en una reconversión de las plantas y líneas de negocio:
– Avon argentina reorientó procesos para la fabricación de productos de higiene esencial y reasignó equipos y recursos a la producción de alcohol en gel en su planta de Moreno. Se donaron 15.000 unidades a la comunidad de dicho Municipio; donación que fue canalizada a través de la Secretaría de Salud y Secretaría de Desarrollo Comunitario
– Natura & Co América Latina desde marzo concentró su operación en la producción de artículos esenciales de higiene personal, además de alcohol en gel y líquido y dejó de producir otras líneas.
– Softys Argentina (Elite, Higienol, Sussex, Babysec) adquirió una línea de fabricación de barbijos tipo quirúrgico, la instaló en su planta de Zárate para producir 1,5 millones de unidades al mes que se comprometió a distribuir gratuitamente.
– L’Oréal Argentina reacondicionó sus plantas y en 10 días logró producción de alcohol en gel certificado por ANMAT para donar 50.000 unidades de 200ml cada una a Hospitales, al SAME, la Cruz Roja y ONG’s de todo el país.
– Cervecería y Maltería Quilmes reconvirtió su producción en provincia de Buenos Aires para producir, por un lado, alcohol en gel, y por el otro se asoció con La Francesca y Icedream, especializadas en panificación, comenzó a elaborar pan con cebada que donó a Cáritas Quilmes.
– Ford Argentina produjo y donó a Cruz Roja Argentina 20.000 protectores faciales producidos por voluntarios de la empresa en Planta Pacheco.
Aprender de los errores
«Llegará el momento en que gobiernos, empresas, medios de comunicación y organizaciones de la sociedad civil tendrán que rendir cuentas de qué es lo que hicieron durante esta crisis, sin dudas la más grande de nuestra generación,» explicó D’Angelo.
Por eso la entidad decidió armar un banco de buenas prácticas de RSE a partir de publicaciones en 15 medios masivos, páginas web y newsletters especializados en la materia, entre otras fuentes. La premisa fue que, ante la situación de urgencia sanitaria y el brusco cambio de escenario, «las empresas que ya tenían asumida honestamente en su gestión la mirada responsable de la sustentabilidad, fueron las primeras en reaccionar. Y por otro lado las compañías que recurrían a la responsabilidad social, solo a partir de prácticas de ‘greenwashing’, seguían cometiendo los mismos errores de siempre».
El «greenwashing» es la estrategia de tratar de tapar con grandilocuentes acciones de comunicación sobre actos de filantropía las malas prácticas de una empresa hacia el medioambiente, sus empleados y la comunidad en general.
Para D’Angelo, así como a todas las personas, la crisis sanitaria le dejará aprendizajes a las empresas. «Una de las grandes enseñanzas será la capacidad de reconversión rápida de las plantas y el fortalecimiento de algunas de estas organizaciones con la sociedad civil». Para el experto, la pandemia fue «una oportunidad de ser coherente con ese compromiso si lo tenían, y eso se demuestra con hechos».
Pero el gran error, sobre todo en el actual contexto, fue continuar maquillando prácticas nocivas con lo que hoy se llama «coronawashing».
«Es cuando las empresas hablan más de lo que hacen, cuando cambian su logo para solidarizarse desde el punto de vista de la comunicación pero le bajan el sueldo a empleados esenciales en plena pandemia, o cuando los tienen en negro y los hacen registrarse como monotributistas diciéndoles que cobren el IFE que se los van a descontar del salario, etc.», detalló D’Angelo.
Esas incoherencias, asegura, se profundizaron en esta época y se prevé que no se aprenda de esos errores. «Hoy el enfoque tiene que estar en la acción, no en la comunicación. Hay que hacer más y por supuesto que se puede comunicar, nosotros no criticamos eso, si hay un compromiso. Pero lo que valen son los hechos. No es que las empresas se van a volver más solidarias por un virus o quizás sea el caso de algunas. Las que desarrollan malas prácticas lo van a seguir haciendo. Y la mayor empatía la tienen las empresas que ya tenían un compromiso fuerte», resaltó.
Fuente: iProfesional