Proyectos que parten de la investigación en recursos renovables para cubrir las necesidades de los sectores más vulnerables de la Región
29 de Agosto de 2017 , Ciudad de La Palta, Argentina
Aprender haciendo, ayudar a los que menos tienen y además, colaborar con el medioambiente. Una premisa de impacto social y ambiental que a primera vista parece complicada, pero que desde hace años funciona, crece y se reproduce de la mano de profesionales que arman colectores solares que calientan agua, sin electricidad ni utilizando gas, para bañarse.
A partir de materiales reciclados (botellas plásticas, latas de aluminio y tetrabrik, entre otros) se utiliza energía solar para calentar agua y proveer de una ducha caliente a familias de barrios vulnerables. Con este proyecto ya se abasteció de agua caliente gratis a 80 familias del país, y dos de ellas son de La Plata.
La iniciativa surgió de “Sumando Energías”, un grupo de arquitectos e ingenieros expertos en energías renovables y sustentabilidad interesados en divulgar ese conocimiento a través de talleres prácticos donde se involucran en el proceso constructivo a las propias familias.
Natalia Falco vive en Los Hornos y su familia fue la primera en obtener el colector solar a principios de junio. Sumando Energías se contactó con ella a través de un voluntario que participa del programa CONIN, del cual ella es beneficiaria. En su casa no había conexión de agua para la ducha y este sistema es de gran ayuda para ella, su marido y los cuatro hijos que tienen. “Anda muy bien. Con un tanque baño a los cuatro nenes y además me impresiona que mantenga el agua caliente hasta el día siguiente”, dijo. Cuando su tía, que vive enfrente se enteró de la adquisición, quiso lo mismo.
“Un sábado, mi sobrina, que vive enfrente, me pidió prestado el baño porque en el de ella estaban instalándole este sistema. A mi siempre me gustaron las cosas naturales y quise saber de qué se trataba”, contó Concepción Ferreira, la dueña de la segunda casa de Los Hornos donde se colocó el colector solar el sábado 5 de agosto.
Si bien todavía no les llegó la factura del consumo eléctrico para evaluar la reducción de costos, a esta mujer paraguaya que vive en el país hace más de 10 años junto a su marido Víctor Ramírez y sus hijos Junior y Cyntia, la tranquiliza el tema de la seguridad.
“Funciona lo más bien -dice- nosotros teníamos un calefón eléctrico con poca capacidad, y además siempre me dio miedo ese sistema, más que nada por los chicos. Ahora nos podemos bañar los cuatro sin ningún problema”, explicó sobre estas pocas semanas que llevan utilizando el colector.
“Muchos vecinos ya me preguntaron cómo funciona y quien lo hace. Quieren ponerlo en sus casas y nosotros lo recomendamos, estamos muy contentos”, dijo.
Los próximos talleres de construcción en La Plata serán el 30 de septiembre y 1 de octubre, y 4 y 5 de noviembre.
Pablo Castaño es el ingeniero industrial a cargo de la organización que desde 2013 viene ideando este proyecto multidisciplinario. “Es una experiencia que surgió desde la inquietud como alumno universitario. La parte teórica se incorporaba siempre, pero faltaba la práctica”, explicó el oriundo de General Roca, que durante tres años fue voluntario de la Fundación Techo, y eso le permitió saber cuáles eran las necesidades en los hogares de las familias que viven en los barrios humildes: higiene y calefacción.
Con esas inquietudes, encontró en internet el proyecto de José Alano, un mecánico jubilado que había creado en 2002 un colector solar a base de botellas plásticas, y además había compartido el manual de armado.
Durante dos años se probó y modificó ese proyecto brasileño para poder adaptarlo al clima de nuestro país: “Fuimos cambiando materiales, agregando algunos que nos permitieran calentar más el agua y poder mantenerla a una temperatura adecuada para ducha durante el invierno”, contó Pablo, que agregó que el manual de armado y funcionamiento del colector se puede descargar gratis del sitio web de Sumando Energías.
CERRAR EL CIRCULO
El colector solar permite dejar de usar gas y electricidad para calentar el agua, y puede instalarse en cualquier hogar. La idea de Sumando Energías es implementarlo en los hogares de menos recursos, donde las falencias edilicias y de acceso a los servicios son moneda corriente.
“La idea es cerrar el círculo”, aclaró Pablo. “Nosotros compramos o conseguimos mediante donaciones los materiales que no se obtienen del reciclado, como la pintura, caños, conexiones y grifería, pero después, las botellas plásticas, las latas y las cajas de tetrabrik las juntó la familia con la ayuda del barrio. Con esto reutilizamos los elementos que terminan como basura y muchas veces no tiene una disposición final ideal”, explicó.
En muchas zonas vulnerables, alejadas de los centros neurálgicos de las ciudades, la basura se quema porque no hay sistema de recolección. Además de la contaminación por los gases de la incineración, las napas absorben esos residuos y terminan contaminado el agua, que suele ser la misma que los vecinos consumen cuando utilizan las bombas, ya que por lo general no hay servicio de red.
La organización se encarga de contactar a las familias para diseñar el proyecto. Si en la casa no hay un ambiente destinado a la ducha, se arma un módulo especial para que allí funcione y hasta se puede construir un captador de agua de lluvia para los hogares donde es nulo el acceso al agua. Todo con materiales reciclados y tratando de generar el menor impacto ambiental posible.
El otro paso es el más difícil: conseguir voluntarios que ayuden a armar en sólo dos días todo el sistema. El costo mínimo para armar el colector es de 5.000 pesos aproximadamente, “sin contar los fletes, el tiempo de organización previo y el asesoramiento posterior que involucra cada ducha solar”, informaron desde la organización. “Internet y Facebook, más que nada, son los medios que usamos para convocar a que nos ayuden”, explicaron.
Pero además de los colectores solares, Sumando Energías ya instaló cinco inodoros con tratamientos de aguas negras. Es un sistema con un biodigestor que permite crear abono para plantas con los residuos sanitarios.
También se hacen cocinas rocket con latas de conservas, que si bien utilizan leña o carbón para calentar agua o cocinar, la forma en que se consumen los combustibles es menos contaminante y más eficiente.
Y ya están haciendo pruebas para construir cocinas solares y poder instalarlas para el año que viene.
La idea de la organización es crecer, convocar a más voluntarios y poder hacer unos 100 colectores solares con mayor capacidad para 2018, con jornadas de doble construcción.
Sin ninguna subvención estatal, la organización se maneja mediante donaciones, padrinazgos y la cuota del taller que aportan los voluntarios que participan por primera vez. Luego, si la propuesta les gustó y quieren seguir ayudando en las construcciones, no hay que abonar nada más.
Además de armar los colectores para las familias, la organización realiza talleres en escuelas, empresas y otros organismos que quieran aprender sobre este sistema de energía sustentable.
100% LOCAL
En la Ciudad hay otro proyecto de utilización de energías renovables o sustentables que además es solidario.
El grupo de investigación liderado por el arquitecto y docente de la Facultad de Arquitectura de la UNLP, Gustavo San Juan -investigador adjunto del CONICET, director del Instituto de Investigaciones y Políticas del Ambiente Construido (IIPAC, UNLP) y del Laboratorio de Modelos y Diseño Ambiental (LAMbDA)-, tomó la decisión de desarrollar productos de primera necesidad para los sectores más vulnerables de la población.
El equipo viene trabajando desde el 2000 en la investigación y desarrollo de componentes y sistemas solares orientados a sectores sociales de bajos recursos. Fue así que diseñaron un calentador solar de agua que puede ser construido con materiales tradicionales que se consiguen en cualquier ferretería o casa de sanitarios.
Se arma en una mañana con las instrucciones que están en el manual de tecnología sencilla desarrollado por el equipo de trabajo. Calienta hasta 80 litros de agua por día y cuesta aproximadamente un tercio del valor de un calefón comercial, que funciona a gas. Si bien no tienen la misma eficiencia que estos últimos, son una alternativa económica para proveer a una familia de agua caliente.
“Son colectores solares de bajo costo y de tecnología sencilla. Y el punto fundamental es ese, que cualquier persona pueda hacerlos. Pueden abastecer a una familia de 4 o 5 personas y el agua caliente se puede usar para lavado personal, de ropa y aseo de la casa, pero no para consumo”, explicó San Juan .
“Hasta ahora hemos fabricado más de 1.500 calefones en diferentes partes del país, especialmente en el conurbano de La Plata. Mañana (por hoy) vamos a terminar uno en `La casita de los pibes´, un centro de día para adolescentes y jóvenes de la comunidad de Villa Alba. Ellos consiguieron el dinero y los materiales para armar el calefón, y nosotros dimos el taller teórico práctico. Todo lo trabajamos en conjunto con la gente, empleamos materiales de uso corriente y no hay que soldar ni hacer procedimientos especiales. Con el tiempo nos dimos cuenta que faltaba el tema de cómo se transmite el conocimiento y desarrollamos manuales de autoconstrucción muy sencillos. Muchas veces damos capacitaciones durante la mañana y a la tarde se construye”, agregó.
Con la idea de seguir abaratando costos y conseguir una mejor eficiencia, el equipo de IIPAC está trabajando con la facultad de Diseño Industrial de la UNLP en el desarrollo de sus propias matrices para fabricar los componentes en serie.
La parrilla absorbente de la radiación solar se arma con piezas y caños de polietileno negro, mientras que para los tanques de acumulación en general se usan diferentes materiales reciclados, como tanques que se recolectan de diferentes lugares o que son donados por empresas privadas que no los usan. Pero al diseñar sus propias piezas les va a permitir optimizar los componentes y todos los insertos, como caños o derivaciones, en el mismo tanque.
Es decir que donde antes había que agujerear, pegar y atornillar a mano, con las nuevas piezas son necesarios menos pasos y procesos para armarlo. “Si baja el número de componentes y se producen en serie, va ser más barato y fácil de armar, al mismo tiempo que mejora la eficiencia térmica del sistema”, remarcó el arquitecto.
El manual de armado se puede bajar de internet –http://sedici.unlp.edu.ar/handle/10915/54130- y hasta el INTA lo tomó para difundirlo. Si bien toda la información es de libre acceso y gratuita, San Juan contó que la demanda de vecinos que piden por los cursos supera altamente sus expectativas.
Un dato muy importante para tener en cuenta es la zona en que se implementa este sistema. “Nuestro desarrollo está estandarizado para climas templados y con radiación solar media, que coinciden con la zona central Argentina. Hemos construido algunos en Salta y, si bien son muy aceptados socialmente, hay tanta radiación solar que algunas piezas fallaron. El agua salía bien caliente pero había que sombrear -por ejemplo con una media sombra- para que no se calentaran las piezas, que colapsan por la temperatura. Estos sistemas son de baja eficiencia, por ejemplo en Ushuaia van a calentar muy poco, ya que hay poca exposición solar.
Por MARIA LAURA LOPEZ SILVA
Fuente: http://www.eldia.com