Brasilia 16 AGO 2016
Central geotérmica de Los Azufres, México. THINKGEOENERGY
En un mundo que necesita cada vez más opciones de energía limpia, la geotérmica llama la atención por los beneficios que proporciona cuando se desarrolla adecuadamente. Puede generar electricidad con un menor impacto ambiental y a un menor costo que el requerido por los combustibles fósiles como el petróleo y el carbón. Y por ser una fuente renovable, ayuda a mejorar la seguridad del suministro eléctrico.
A pesar de todos estos beneficios, la complejidad y el coste de iniciar las operaciones son grandes. Esto termina causando retrasos o interrupciones en los proyectos, como ya ha ocurrido en algunos lugares de América Latina y el Caribe, según el estudio Análisis Comparativo de Estrategias para Mitigar los Riesgos Asociados con los Recursos Geotérmicos, de ESMAP, un fondo global de asistencia en proyectos energéticos administrado por el Banco Mundial.
“Afrontar este problema es aún más relevante si se tiene en cuenta que la mayoría de las áreas adecuadas para el desarrollo geotérmico son Green Fields, es decir, campos vírgenes que necesitan ser desarrollados desde el inicio”, señala el documento.
El informe explica que el potencial global de exploración es de entre 70 y 80 GW. Sin embargo, después de más de 100 años, sólo el 15% de las reservas geotérmicas conocidas en todo el mundo son explotadas para la producción de electricidad, y generan apenas 12GW.
En América Latina y el Caribe se puede encontrar energía geotérmica en Argentina, Chile, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, México y Nicaragua. Curiosamente, la producción en los dos primeros países se considera baja o nula (a pesar de que en Chile, las inversiones se iniciaron en la década de 1960), mientras que en México existen cuatro campos activos. En Brasil hay pocos estudios dirigidos a la explotación de la energía geotérmica para la generación de electricidad.
El costo inicial de la exploración y la perforación de entre tres y cinco pozos geotérmicos oscila entre 20 y 30 millones de dólares. Es una suma pequeña en comparación con el costo total de un desarrollo geotérmico, pero difícil de plantear, dado el riesgo de las operaciones.
Solo para encontrar y confirmar la disponibilidad de recursos energéticos se tarda de dos a tres años. Y luego, toma otros tres a cinco años realizar las perforaciones adicionales con el fin de garantizar el suministro de vapor de agua y la construcción de la planta de energía.
Inversiones compartidas
El sector público sigue siendo el mayor inversor en este tipo de energía debido a la percepción de que es más capaz de asumir los riesgos. En América Latina hay nueve campos que recibieron aporte estatal, y cinco con inversiones compartidas (gubernamentales y del sector privado).
Más de 3,5GW de capacidad geotérmica instalada en el mundo corresponde a proyectos desarrollados por los gobiernos. Como explica el informe, el sector privado puede y debe involucrarse más, para lo que se necesitan mecanismos atractivos de financiamiento para las empresas.
Además de analizar las experiencias a nivel mundial con la inversión pública, privada y compartida, el documento presenta otras modalidades, como la póliza de seguro de recursos geotérmicos (utilizada en Alemania y Francia) y los incentivos fiscales para la industria, ampliamente aplicados en México. El país ofrece deducción de impuestos del 100% a las inversiones en energías renovables.
Las organizaciones internacionales también tienen un papel importante en el desarrollo de la energía geotérmica, por los recursos financieros y la asistencia técnica que pueden ofrecer, sobre todo a las pequeñas economías del Caribe, altamente dependientes del petróleo y otros combustibles fósiles.
ESMAP, el programa del Banco Mundial, por ejemplo, lidera el Plan Global de Desarrollo Geotérmico, para movilizar nuevos fondos para la primera fase de la inversión, que son los de mayor riesgo. Hasta el momento, el plan ha recaudado 235 millones de dólares, de los cuales 162,3 millones están destinados a proyectos en América Latina y el Caribe.
Estas inversiones son importantes para el medio ambiente y para la economía de la región, pues pueden reducir la dependencia de algunos países al petróleo, una fuente de energía finita y sujeta a constantes subidas y bajadas en sus precios, además de su ya conocido impacto ambiental.
Por Mariana Kaipper Ceratti es productora online del Banco Mundial.