Ciudades Sostenibles
por Anri Hiramatsu
Julio 2019, Internacional
Trasladarse es todo un desafío. Imagínate que un día te mueves con una silla de ruedas. Para llegar a tu destino, tienes que dar la vuelta porque no puedes pasar por un andén a la altura de 10 centímetros. No puedes cruzar fácilmente la calle, ya sea por el mal estado del pavimento o porque el puente peatonal no cuente con elevadores o sea de difícil acceso por la alta velocidad de los automóviles. Al llegar a una estación sin elevador o uno que esté lleno de personas, te veas obligado a pedir la ayuda a los transeúntes que parecen tener mucha prisa. Estas son las experiencias que le suceden regularmente a muchas personas con discapacidad.
La discapacidad no solamente se refiere a la discapacidad . Según la CRPD (Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad), la definición adecuada para las personas con discapacidad es: “aquellas que tengan deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales a largo plazo que, al interactuar con diversas barreras, puedan impedir su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con las demás.” Este artículo se enfoca en los retos que afrontan las personas con movilidad reducida en una ciudad que no está diseñada para ellas.
Estadísticas sobre discapacidad en América Latina
En América Latina y el Caribe, según un estudio de CEPAL (2012), alrededor del 12% del total de la población regional vive con alguna discapacidad, aunque la información censal de la región es poco robusta por la falta de armonización de la medición de personas con discapacidad, como muestran las cifras de México (5%) y Brasil (24%) (UNFPA, 2011).
Un estudio indica la relevancia de las variables de edad y género. El porcentaje de discapacidad aumenta drásticamente en la tercera edad en Brasil (54%) y México (52%) (UNFPA, 2011; INEGI 2014). El porcentaje de discapacidad suele ser mayor en las mujeres que en los hombres, debido a la feminización del envejecimiento (ver la imagen 3).
Avances y retos de la accesibilidad universal
Ordenar los entornos urbanos es clave para promover la participación de personas con discapacidad. Como establece la CRPD, la mayoría de los países regionales ha esforzado para establecer el marco legal y normativo en materia de accesibilidad universal y diseño para personas con discapacidad. A pesar de ello, la realidad en el terreno puede ser muy distinta a lo que establece marco regulatorio, puesto que no están alineados a los criterios internacionales de diseño universal y/o de mecanismo de inspección. En las ciudades mexicanas, por ejemplo, se reportan varios incumplimientos en los BRT (Bus Rapid Transit) para facilitar el acceso a las personas con movilidad reducida. Según un diagnóstico de accesibilidad de las 573 estaciones de BRTen México, el nivel de accesibilidad es un promedio del 60%, con una variación entre el 41% y 83% según las líneas de BRT, ya sea por la falta inspección, determinación, sanción y continuidad de los programas. Además, el estudio señala que la falta de comunicación entre sistemas de accesibilidad es un reto ya sea por falta de elevadores en los puentes peatonales, semáforos audibles, y obstáculos o daños en las banquetas. ¿Cómo podríamos impulsar el cambio desde abajo, para garantizar la accesibilidad de forma integral?
El mapa como instrumento de planeación y concientización
Las aplicaciones de mapeo para personas con discapacidad tienen el potencial de facilitar el acceso de estas personas. En 2017, la Universidad de Washington en Seattle, desarrolló una aplicación basada en un mapa, que facilitaba la planeación de rutas accesibles. AccessMap, con los datos del Departamento de Transporte de Seattle y el Servicio Geológico de los Estados Unidos, ofrece un instrumento de planeación de tránsito, indicando rutas accesibles personalizadas de un lugar al otro. Mientras que las rutas sugeridas por Google Map o Waze priorizan la eficiencia de tiempo, un mapa como AccessMap – que prioriza la accesibilidad y seguridad de las personas – agregaría valor social.
Por otro lado, existen aplicaciones de mapeo sobre la accesibilidad desarrolladas por la comunidad. En 2016, Matt McCann diseñó Access Earth enDublin, Irlanda– una app en la que los usuarios podían agregar información sobre la accesibilidad de servicios y localidades sobre el mapa. Otras aplicaciones similares desarrolladas en Japón han atraído usuarios y servido para sensibilizar a la población sobre la inclusión, adaptación y accesibilidad de sus entornos (Ver Imágenes 4 y 5). WheeLog! desarrollado por Yuriko Oda ha promovido la recopilación de datos de accesibilidad a través de los talleres y caminatas realizados a nivel municipal por personas con y sin discapacidad.
Lo común en estas aplicaciones es que los datos se generan a través de la participación de usuarios. Los usuarios tienen una alta conciencia de observación de los lugares que visitan y por los que pasan a diario. Un usuario de Wheelog! comenta, “Cuando salgo, puedo ver una ruta accesible. Cuando voy a un restaurante, veo con anticipación si el restaurante es accesible.”La función del ranking de las apps, por su parte, incentiva a los sectores públicos y privados a adaptar el espacio y estructura desde el punto de vista de la accesibilidad.
Cabe destacar que estas apps – exclusivas para personas con discapacidad – simplemente serían un primer paso. Los datos de accesibilidad generados por estas aplicaciones, en el medio plazo, podrían integrarse a la plataforma de Goodle Maps o Waze. De tal forma, se lograría a largo plazo que todas las personas gozaran de la misma plataforma de información geográfica para planear su vida cotidiana. El mapeo a través de las apps tiene mucho potencial para generar una mayor concientización de la comunidad y crear una ciudad inclusiva con una visión mucho más integral que una intervención puntual.
Revisión técnica: Juan Pablo Salazar Salamanca
Edición: Emilia Aragón
Fuente: División de Vivienda y Desarrollo Urbano (HUD) del Banco Interamericano de Desarrollo.
Difusión vía: Tendencia Sustentable